Cómo conducir en verano

Las altas temperaturas y los largos desplazamientos del verano pueden hacer la conducción algo más complicada. En estas situaciones, la habilidad del conductor para tomar buenas decisiones es la clave para hacer un viaje seguro y cómodo.

Atascos

El verano concentra los mayores movimientos de vehículos en las carreteras de todo el año. Incluso aunque se haya planificado el viaje y consultado el estado de las carreteras antes de salir, las retenciones pueden ser inevitables.

Si nos encontramos en medio de un atasco, mantener la distancia de seguridad es imprescindible para evitar alcances en caso de frenadas bruscas. Es importante vigilar que la separación sea la correcta tanto en marcha como en las detenciones. Cuando te detengas, hazlo con la distancia suficiente para ver las ruedas traseras del vehículo delantero. Y hay que tener controlado en todo momento qué sucede detrás de nosotros para evitar alcances.

Cuando se reanude la marcha no hay que confiarse, las retenciones pueden volver unos metros más adelante.

Así que si te encuentras inmerso en un atasco… mantén el habitáculo bien ventilado, se paciente y respetuoso con los demás conductores. Y olvídate del estrés ¡estás de vacaciones!

 

Cuidado con el sol

En estas fechas, hay que tener cuidado con las horas centrales del día. La mayor luminosidad puede causar fatiga visual con más facilidad. Además, hay que tener especial precaución con los deslumbramientos durante el amanecer y el atardecer. Es básico pero unas buenas gafas de sol en nuestra guantera es uno de los imprescindibles de nuestro viaje.

Y recuerda… la vista también necesita un descanso.

Ni comilonas ni alcohol durante el viaje

Cuando conduzcas este verano, ten en cuenta estas recomendaciones:

 

¡Y cuidado con los trayectos cortos!

Sin duda estos trayectos son igual de peligrosos o más que los largos, porque normalmente solemos prestar menos atención, nos preparamos menos e incluso hay veces que uno no va con el calzado adecuado o peor aún, sin el cinturón de seguridad. Y es en estos tramos cortos donde debemos prestar la misma atención o más que en cualquier largo recorrido, cumpliendo con todas las normas de circulación.

Fatiga

La fatiga es otro factor de riesgo al volante: se calcula que entre el 20 y el 30 porciento de los accidentes de tráfico están relacionados de alguna forma con la fatiga.

Estos son los síntomas de la fatiga en viajes largos tras varias horas conduciendo:

 

Imprevistos: reacciones con calma

A todos nos puede surgir un imprevisto durante la marcha que nos obligue a detener el coche. Lo más importante es mantener la calma e inmovilizar el vehículo fuera de la vía siempre que sea posible.

Si esto resulta imposible, hay que inmovilizar el coche en el arcén derecho, evitando invadir la calzada. Inmediatamente deberemos señalizar la situación de avería con las luces de emergencia y colocando los triángulos al menos a 50 metros del vehículo.

Sí, mínimo 50 metros reales.

Esto es importante para que los demás conductores puedan reaccionar a tiempo y adecuadamente. Durante la detención, hay que evitar exponerse al riesgo de ser atropellado. Si viajamos acompañados, el resto de los ocupantes deberán permanecer fuera del vehículo, alejados de la calzada.

Testigo de un accidente

Conduces tranquilamente y, de repente, ves un accidente delante de ti. ¿Qué hay que hacer?

Si presencias un accidente, continúa la marcha y detén el vehículo en un lugar seguro para no provocar otro accidente. Acto seguido llama al teléfono de emergencias 112.

Pero si te encuentras con un accidente sobre la vía y hay víctimas sin auxilio, detente en el primer lugar que no pueda suponer un riesgo, ponte el chaleco y aplica el protocolo PAS (Proteger, Avisar y Socorrer).

Protege la zona señalizando con luces y triángulos, avisa por teléfono a los servicios de emergencias y realiza las maniobras de primeros auxilios a los heridos, siempre que sepas hacerlas.

Recuerda que los conductores deben socorrer en un accidente sin provocar nuevos peligros.

 

 

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